La tía libriana, la sobrina taurina, el stellium escorpiano y la era de Lagherta.
Cuando era chica ir a lo de mi tía y su junta de luminarias librianas implicaba invariablemente encerrarme un rato en su cuarto y abrir todos sus maletines rojos rubí de esa marca italiana tan peculiar. Deslizaba los compartimentos secretos de purpurinas, sombras de colores infinitos y hunguentos brillantes mientras inspiraba perfumes que hablaban de mujeres adultas, fuertes y sensuales. Yo y sus cofres. Supongo que ella sabia de mi fascinación y mientras se ocupaba de cosas en el living o la cocina, me concedía mi momento de soledad hipnótica frente a sus tesoros.
A mis quince años me transmitió el legado, una esfera rubí de base color crema, con dos perfumes de poder y varias sombras ocres, doradas y rojizas. Vino con el auto y me lo dejó. Ese día la nena tauro y la mujer libra sellaron un pacto. Afrodita las unía a cada una desde su lugar venusino. Yo volví a fascinarme por la belleza de las formas, la concreción perfecta de exuberancia y elegancia italiana -las texturas, los aromas-, ella me entregaba algo mas: Adueñarme de mi belleza. Bueno, continuo hasta el dia de hoy con esa conquista permanente, mi Lilith virginiana se rebela y me cuestiona que las vestales no se maquillan, que las vestales mantienen el fuego sagrado y no se pierden en ornamentaciones vanas; yo le contesto que ellas son tambien guerreras, y se pintan y se peinan para su contienda sagrada.
Mi tía, la única que habla de sexo con frescura en las reuniones familiares. Porque aparte de su núcleo armonico libriano, ella tiene un stelium en scorpio, pero shh, eso no lo digan.
Mi tia libriana, la que escucha pacientemente mis sufrimientos plutónicos y uranianos, acuáticos, oceánicos, tsunámicos y electricos. Después, tambien pacientemente, hace un chiste o suelta una frase simple que me saca de la pantomima felinesca, siempre riendose, obligandome a salir de la severidad.
Mi tia, la que siempre esta dispuesta a reirse y conciliar, la que siempre inclina la balanza hacia donde hace falta. La que muchas veces la inclina demasiado y, según esta taurina plutónica y uraniana, a veces tendria que aprender a mandar a varios a dar por culo, sobre todo a los que se aprovechan de su noble voluntad de armonía.
Mi tia, la que siempre me ayuda a arrancarme la culpa, la que siempre me recuerda que yo valgo y tengo derecho a reir. La que siempre en secreto me dice que siga y que yo puedo, que no sea tan drástica y no me olvide de hacer feliz a la reina de allá abajo, you know, que no me olvide de follar.Entonces me hace reir y yo me relajo un poco de mi lilith guardiana de la emancipación femenina. Ser feliz y liviana es condicion esencial de una verdadera liberación,Amén, Imén. Sigamos.
Tambien discutimos, a veces yo le recuerdo que con la sola armonía no hacemos nada, que a veces hay que romper, y ella sabe y ella entiende, su stellium escorpiano no le permite ser indiferente a esa verdad, pero entonces me recuerda que edulcore mis zarpasos, que aplaque mis rugidos, que armonice mis bocanadas de fuego, que aprende a eludir con elegante ironía a quienes no merecen escuchar, que sepa cuando un poco de diplomacia es necesaria para abrirle paso al Plutón arrollador. En fín, me enseña a ser menos salvaje, conmigo y con los demás.
En semanas cumpliré otro año taurino y esta vez me tocara ascender con la energía de libra, tendré que aprender a caminar el equilibrio en las relaciones, la conciliación, la armonía, el espejo empático, la mutua aceptación y, por qué no, un poco de maquillaje aquí y otro poco de peinado allá. Si todo sale bien este año no tendré que escuchar tan seguido: pero ponete un poco de delineador, peinate un poco, ¿qué son esos pelos?, un poquito de mascara de pestañas, dale, si sos tan linda. Y ella no tendrá que ver a su sobrina tan rebelde a los cofres rubí que, dice, amenazan con domesticarla.
Una vez, adolescente, ví escrito en el cuarto de un chico que me gustaba: “Las mujeres son como los indios, cuando se pintan quieren guerra.” Yes, indeed. Queremos guerra: Guerra sagrada, my friend.